jueves, 22 de enero de 2009

El regreso

Género: cuento

El relinchido del caballo interrumpió el silencio y el canto de los grillos que a lo lejos se escuchaba. Mateo tuvo que darle unas palmaditas en el cuello para calmarlo, al mismo tiempo que jaló la rienda para detenerlo. Luego saco un pañuelo para de su pantalón para secarse el sudor de la frente, hacia calor.
A lo lejos distinguió un fogón atizado por nas manos invisibles. Era de madrugada. Sin embargo, el ajetreo de algunas gentes ya empezaba a notarse en el pueblito. En su mayoria viejos que apenas abriendo los ojos deciden levantarse para no aburrirse en la cama. Pero afortunadamente para Mateo la casa que buscaba todavía permanecia oscura. Inmediatamente después hizo un sonido con la boca y dio unas patadas suaves en la panza de su caballo para acercarse poco a poco.
Nuevamente se detuvo y observó a su alrededor con detenimiento y vio que un candil fue encendido en el interior de esa casa. Esto lo puso alerta.
De pronto vino a su mente el recuerdo de María. Se preguntaba si aún seguía esperándolo o si ya había roto su promesa casándose con otro. Y en su interiro tenia la incertidumbre de que si suegro y sus cuñados ya no le verían con odio y olvidaron que por su culpa doña Eduviges había muerto cuando por accidente el rifle se le disparó y la la bala fue a dar al corazón de la señora. Desde entonces todos le guardaron rencor. Excepto la María, que comprendió el suceso y logró perdonarlo.
Recordó que por culpa de ellos tuvo que huirse del pueblo. Pero no por miedo, sino porque la María le habia pedido de rodollas que lo hiciera. No obstante, el juró volver y ella esperarlo. Por ello fue a vivir a otro pueblo donde tenía amigos y familiares. Allá buscó trabajo para ahorrar y casarse con la María. Eso lo motivaba bastante. Además, ella prmetió ir a verlo cuando pudiera. Aunque en esos 4 años no supo nada ni recibió la visita. Por eso es que regresaba y saber qué había pasado.
Más que nada ese era el principal motivo por el que volvía al pueblo.
El canto de un gallo se oyó a la distancia y Mateo se estremeció sobremanera, pues era como un aviso de que la gente nop tardaría en levantarse y temía a que lo reconocieran. Apresuró su caballo pegándole con el barejón.
En el camino fue pensando en dos posibilidades que lo mortificaban: la primera podria ser que el papá de María y sus hermanos la hayan obligado a juntarse con otro fulano para separarla de él. La segunda, que más le intrigaba, quizá efectivamente María rompió su promeza y se casó con otro.
Si es la primera, pensó la familia pagaría con sus vidas y de paso con la del usurpador. Pero si es la segunda, también juró matar a María, aunque con el riesgo que depués lo mataran a él; ya qué importaba, se dijo.
Pero mientras no lo supiera y estuviera seguro de alguna de ellas, tenia la leve esperanza de que la María lo estaba esperando.
Y que si no fue a verlo era porque su familia se lo había prohibido.
Eso lo hizo sentirse más tranquilo. Esbozó una pequeña sonrisa en su rostro y se detuvo para revisar que su pistola estuviera cargada.
Ppensaba que si todo salía bien y lograba llevarse a María, ya sea por las buenas o por las malas se irían a vivir a una casita que el había constuido con ilusión y amor, lejos del pueblo y donde seguramente no lo molestarián.
Eso estaba pensando cuando de unos matorrales un hombre se le hacercó para decirle que los hermanos de María lo estaban esperando en el kiosko, donde tantas veces se había besado con ella.
Mateo se dirigío hacia el kiosko, cuando divisó el parque se detuvo un momento. Reflexionó acerca de que esta era su única oportunidad para ser feliz con María o que podría morir y jamás volvería a verla y estaba preocupado por no conocer las razones por las que no sabía de ella.
Cuando llegó al parque encontró a los hermanos de mária un poco impacientes. Al mismo tiempo se quitaron los sombreros y aventaron sus pistolas. Sabían que Mateo jamás los mataría a traición. Despúes el mayor de ellos, de bigotes, dio un paso al frente y le dijo con voz despectiva:
Ya va siendo hora que nos demostrés que tan hombre ss como decís, asi sin nada, con mano limpia, pues.
Eso fue lo que dijo y Mateo bajó de su caballo lentamente y tiró también su arma. Luego , el mismo de bigotes le escupió la cara y se le fue encima. Así estuvieron peleando un largo rato, luego le dio un duro golpe en la cabeza con la suya y lo tiró al suelo.
Un segundo quiso aventajarsele pero mateo se dio cuenta y lo recibió con una patada, haciendo dejar fuera de combate, el tercero al darse cuentaque no podria vencerlo devido a la diferencia corporal, tomó un arma y se la descargó completamente.
Mucha gente lo vio pero no hizo nada. Todos se retiraron hacia sus respectivas casas. Solo María llegó llorando lastimeramente dejándose caer de rodillas donde estaba el cuerpo de su Mateo. Allí estuvo hasta que su papá la fue a buscar jalandola de los cabellos y arrastrándola por todo el pueblo. Ella no quería irse pero se la llevaron a la fuerza. Gritaba estremecedoramente y el pueblo la escuchaba. Pero no hizo nada. Cerraron bien sus puertas con las trancas y quisieron saber qué había pasado con la María.
A lo lejos, en la iglesia, las campanas anunciando la misa.

1 comentario:

  1. hola Tavo!!! pues aquí, haciéndome presente después de la atenta invitación eh el hi5

    Espero ver más de tu trabajo... wow!!! novela publicada!!! qué envidia ¬¬

    me gustó el relato... triste, pero emotivo.

    saludos desde el contaminado D.F.!!! (que en el hi5 soy "La mostra descolmillada", pseudónimo cortesía de Dora jajaja! acá en mi blog, soy Innana)

    abrazos!!!

    SANDRA.

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